Por: Armando Ramos | Enteratever.com
Danzantes de Papantla, consideran un don poder realizar su actividad, es una bendición que viene con ellos de nacimiento, como habitantes del Totonacapan, “El ser danzantes ya lo llevamos en la sangre, es un don que viene trascendiendo en nosotros de tradición en tradición a lo largo de los años y que desde pequeños sabemos si estamos aptos para realizar esto” comentó Vidal Perez de la Cruz, quien es Tallerista dentro del festival Cumbre Tajín.
Vidal, quien es originario de la comunidad del Tajín en este municipio, imparte sus conocimientos de la Danza de los Guaguas – conocidas también como Quetzales o Quetzalines- comenta que en esta comunidad hay niños que se integran desde los siete años para ser parte de esta expresión cultural.
Expresó que los más grandes y experimentados de los grupos y quienes se encargan de ir formando a los menores dentro de este ritual, van observando quienes vienen con el don de ser guías espirituales dentro de la Danza y quienes solo van a ser danzantes.
En esta danza de la cultura totonaca, participan cuatro elementos, que suben a la cima de una cruceta de madera que mide tres metros de altura y que gira en dirección hacia donde se encuentra el sol . Por momentos paran el giro de la cruceta para voltearse a en dirección a donde se oculta el astro.
Así mismo, el maestro de esta Taller comentó que esta danza es muy alegre y es un agradecimiento a la naturaleza, y más que nada, a los cuatro elementos. Dentro del parque temático los danzantes de esta expresión solamente enseñan los pasos de baile que realizan sobre el suelo debido a que no pueden exponer a la gente a subir a la cruceta.
Sin embargo, comentó que explican a los visitantes que se interesen en realizar los pasos de la danza, el significado que tiene, para la cultura totonaca, llevar a cabo este ritual, uno de los más importantes para los habitantes del Tajín comunidad establecida a la redonda de la zona Arqueológica.
Al preguntarle si el proceso para que los menores puedan realizar este ritual es largo, respondió que como maestros nunca se sabe que tanto pueda durar el proceso. Señaló que esto puede ser en días en horas o incluso minutos, en los que los niños suben a esta cruceta y dan una vuelta completa sin ningún tipo de arnés o cuerda que los sujete. “A veces de un momento a otro luego se ve cuando se lleva en la sangre lo de ser danzante».
Para finalizar comentó que lleva alrededor de catorce años impartiendo este taller dentro del festival Cumbre Tajín, el cual es un orgullo para ellos como nativos de esta región debido a que este tipo de proyectos le dan realce y muestra lo que verdaderamente es la cultura de los Totonacos.