El óleo sobre tela del siglo XVIII, Alegoría de la Santísima Trinidad y las ánimas del purgatorio, perteneciente al Templo de San Pedro y San Pablo Apóstol, en Ecatzingo, Estado de México, recuperó su unidad, luego de cinco meses de intensos trabajos por parte de la Secretaría de Cultura y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los tres fragmentos en los que se partió luego del sismo del 19 de septiembre de 2017, lograron ser unidos por restauradores de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), cuya labor no ha concluido y actualmente realizan procesos de resane.
A los daños ocasionados en la obra pictórica por el temblor, se sumó un ataque de hongos derivado de las lluvias que cayeron los días posteriores y que depositaron una capa gruesa de lodo sobre sus fragmentos.
Los especialistas del Taller de Pintura de Caballete de la CNCPC, que encabeza la restauradora María Cristina Noguera Reyes, retiraron el lodo y adhirieron las escamas de pintura que estaban desprendidas en superficie, además eliminaron los hongos, corrigieron el plano porque el lienzo se había deformado, se unieron los fragmentos, se reenteló y se colocaron injertos en las áreas faltantes.
La restauradora explicó que para los injertos se reprodujo la técnica original de la obra: se colocó una tela de lino y una base de preparación impregnada con el mismo consolidante que se usó para el reentelado, con el propósito de que todo quedara en el mismo nivel y evitar fracturas en las pastas.
Durante los siglos XVII y XVIII los artistas ocupaban pastas rojas como base de preparación, por lo que los restauradores decidieron seguir el mismo proceso y lograr las mismas vibraciones de color, de esa forma las tonalidades son más cálidas y parecidas a la obra original.
El lienzo, de 1.66 metros de ancho por 2.39 metros de alto y que representa a la Santísima Trinidad en la parte superior y a sus pies las almas del purgatorio tratando de ascender al cielo, presentaba roturas, rasgaduras y pérdida del bastidor, así como faltantes en la capa pictórica de alrededor de 25 y 30 por ciento, debido a los dobleces y rasgaduras que presentó.
«La pérdida de la policromía se localiza en la parte inferior de la obra, y en el lado izquierdo en un área de 40 cm por 40 cm, correspondiente a la vestimenta de uno de los personajes».
María Cristina Noguera relató que desde mayo pasado en la restauración del lienzo trabajan un importante número de especialistas del Taller de Pintura de Caballete, lo que ha permitido avanzar de forma considerable porque el deterioro era grande.
«En una jornada de ocho horas un restaurador avanza una superficie de 8 a 10 centímetros cuadrados, si la parte es lisa se avanza un poco más rápido, pero si es un rostro se puede tardar hasta dos días. Es un trabajo muy meticuloso que esperemos se termine en el primer semestre de 2019», puntualizó.
La restauradora añadió que el lienzo ya fue montado en un nuevo bastidor y se tiene contemplado hacer un reenmarcado que lo proteja en el futuro, por el momento el equipo de restauradores de la CNCPC resana la superficie para después proceder a la reintegración cromática con pinturas al barniz.
Cabe señalar que el Templo de San Pedro y San Pablo Apóstol, en Ecatzingo, Estado de México, quedó prácticamente inutilizado tras el colapso, por lo que una vez que la obra esté restaurada se trasladará a la comunidad y quedará en la sacristía hasta que se concluyan los trabajos en el inmueble religioso.