«En México urge visibilizar la herencia y aportaciones de los afrodescendientes en la formación del país». Identificadas con el México más profundo, expresiones como el son jarocho, la marimba chiapaneca, las jaranas y las fiestas de carnaval con sus tambores y danzas festivas, son muestra viva de la extensa herencia cultural de nuestra negritud, afirmó Jesús María Serna Moreno.
El académico de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y coordinador del Seminario Permanente Afroindoamérica, de la UNAM, señaló que son conocidos como la «tercera raíz», porque los esclavos oriundos del África subsahariana se mezclaron en estas tierras con indígenas y españoles durante la Colonia para fundar una diversa población nacional; no obstante, los afrodescendientes han sido marginados e ignorados desde entonces entre los connacionales.
Nos interesa más el aspecto cultural, no el racial; la expresión cultural de esta población a la que se le ha considerado poco, aunque ha aportado mucho con su esfuerzo y trabajo en condición de esclavitud. No se le reconoce ni se le da su lugar, ha sido excluida de la historia, de la memoria colectiva, y «nosotros desde la academia intentamos rescatar esta tercera raíz», resaltó.
Seminario Permanente Afroindoamérica
Para lograrlo, desde hace una década existe el Seminario Permanente Afroindoamérica, iniciativa académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), que reúne a estudiantes y expertos con ponencias, discusiones, ciclos de cine, un coloquio anual y publicaciones que hasta ahora comprenden siete libros colectivos, dos más en proceso de edición y dos textos de autor.
Participan estudiantes de la materia «Afroamérica» (que Serna imparte en la FFyL) y del posgrado en Estudios Latinoamericanos. También hay alumnos de Colombia, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Costa Rica, Brasil, Venezuela, Bolivia y España.
«Mucha gente no sabe que en México hay afrodescendientes, más allá de la Costa Chica de Guerrero o en Veracruz. En las costas su presencia es más evidente, pero históricamente los hubo a todo lo largo y ancho del territorio nacional, pero el mestizaje los invisibilizó», reiteró el también investigador del CIALC.
Serna explicó que afrodescendiente es un término que implica un posicionamiento político, pues los activistas y organizaciones que demandan mejoras para esta población en América Latina se reunieron y decidieron llevar esta denominación.
«El Seminario toma fuerza porque estamos en el Decenio Internacional de las Personas Afrodescendientes a nivel mundial, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 2015 al 2024. En este lapso nuestro gobierno se comprometió a hacer visible esa temática, firmó la declaración respectiva y se desarrolló un plan de trabajo. Sin embargo, creo que se ha hecho muy poco, porque casi no se sabe», reconoció.
El «blanqueamiento», para ascender socialmente
El universitario resaltó que era mal visto que una persona descendiera de negros, pues en la Colonia se convirtió en un estigma. «Blanquearse era mejorarse y ascender socialmente». Desde entonces se ha dado un proceso de ‘blanqueamiento’, pero «no nos percatamos porque hay un problema de percepción y ya no nos vemos con la africanidad e indigenidad que tenemos».
Nos consideramos blancos porque es una concepción ideológica impuesta, o mestizos, que también es un término ideológico, porque invisibiliza la diversidad. «Se piensa que como mestizos somos homogéneos, pero no es así, pues hay muchos tipos de mestizaje».
En el Seminario, concluyó, «nos empeñamos en que se conozca esta tercera raíz, pero es una lucha difícil porque los medios de comunicación siguen manejando una visión estereotipada y poco informada al respecto».