The Yellow Kid, creada por Richard F. Outcault, en 1895 como parte de la serie Hogan’s Alley; The Katzenjammer Kids, de Rudolph Dirks, en 1897; o Happy Hooligan, en 1899, de Frederick Burr Opper, dieron inicio a la era de las historietas.
En México se considera que Paquín, publicada en 1934, fue la primera revista de historieta de la que se tiene referencia. Más tarde aparecerían otras dirigidas a toda clase de público como Pepín, una de las que más lectores tenía, con un tiraje de 500 mil ejemplares.
Entre las décadas de los cuarenta y los cincuenta, una buena parte de la población acostumbraba leer historietas, por lo que es considerada la época de oro de este tipo de publicaciones. Aparecieron historietistas connotados como Yolanda Vargas Dulché, autora de Memín Pinguín; Gabriel Vargas, creador de La Familia Burrón; y Joaquín Cervantes Bascoso, quien realizó la tira cómica Pies Planos, entre otras.
De acuerdo con el sociólogo Armando Bartra[1], los mexicanos se hicieron asiduos de estas historietas: «La gente quería conocer historias, narraciones, algo que sustituyera los cuentos que le contaba la abuela, los corridos o leyendas. Fue la historieta de los años treinta, cuarenta, cincuenta la que le dio qué leer al pueblo mexicano de forma masiva o multitudinaria».
La historieta siguió poblando la vida cotidiana de los mexicanos hasta los años setenta. Después reinó la televisión. «La derrota de la historieta es la derrota de la lectura», según el propio Bartra.[2]
Publicaciones como Kalimán, Fantomas, Lágrimas y Risas y Chanoc, entre otras, surgieron a lo largo de la historia.
El manga
Es una expresión que inició en Japón a mitad del siglo XIX y principio del XX. Este estilo de dibujo nació de la combinación de dos tradiciones: La del arte gráfico japonés, producto de una larga evolución a partir del siglo XI, y la de la historieta occidental del XIX.
Manga es la palabra japonesa que se usa en el Japón para designar a la historieta en general. El primer manga fue dibujado por Rakuten Kitazawa titulado Tagosaku to Mokube no Tokyo Kenbutsu.
Al profesional que dibuja mangas se le conoce como «mangaka», es así que Kitazawa es considerado como el primer mangaka de la historia.
«Este género ha sido siempre un instrumento para exaltar las tradiciones, cultura e idiosincrasia japonesas que en la actualidad se ha consagrado como instrumento de divulgación a nivel mundial de la cultura de este país. En distintos momentos de la historia ha sido una importante herramienta para expresar posturas políticas, religiosas y de otras temáticas importantes para la sociedad japonesa, compartidas y difundidas en el mundo gracias a esta expresión».[3]
Aunque pudiera considerarse que el manga es el antecedente del animé, ya que ambas cuentan con estilos parecidos entre sí, son diferentes ya que el manga abarca historias fantásticas y realistas de manera impresa, en tanto que el animé se trata de una historia animada.
Si quieres conocer más sobre la historieta y el manga, en la Biblioteca Vasconcelos puedes recorrer la exposición Manga y Monos: Diálogo de Culturas, la cual está integrada por 140 piezas, entre libros, revistas, cuadernos, cómics, dibujos y videos que exhiben el origen y la evolución de ambos géneros.
La entrada es libre y estará, de lunes a domingo, de las 8.30 a las 19.30 horas, hasta 4 de marzo.
[1] Bartra formó parte del Simposio Internacional «Historieta, Manga y Cultura Popular: México y Japón, a través de la Cultura Popular Contemporánea», organizado por la Biblioteca Vasconcelos.
[2] Liliana Martínez y Camila Paz Paredes, «Dar vuelta a la página. Historia y Tendencias del cómic mexicano», en Revista Tierra Adentro. http://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/dar-vuelta-a-la-pagina-historia-y-tendencias-del-comic-mexicano/
[3] Así lo considera Kyoko Mikami, especialista en el género del Manga. https://www.gob.mx/cultura/prensa/el-anime-exalta-las-tradiciones-la-cultura-e-idiosincrasia-japonesas-afirma-kyoko-mikami?state=published