Por: Pablo Espidio
A 100 años de su nacimiento, el ídolo inmortal, Pedro Infante, continua siendo el ser más idolatrado de México al considerarse un ícono de la época del Cine de Oro y el intérprete más reconocido a nivel internacional, inició su carrera como de actor en una película musical, ya que a Infante se le conocía por su espectacular voz.
La naturalidad y simpatía que impregnaban su trabajo fueron la clave para obtener el éxito inmediato, logrando entrar en los corazones de los mexicanos y posteriormente ganarse un lugar en el mundo que lo coronaria como el rey de la música ranchera.
Durante 15 años de trayectoria artística el originario de Sinaloa no solo cantaba música ranchera si no también llego a cantar boleros, guapangos, corridos, sones, chachachá, guarachas, valses, tangos, festivos y hasta infantiles. Su repertorio suma unas 325 canciones grabadas.
Pedro Infante, un hombre orgulloso de sus raíces sinaloenses tuvo sus inicios en la estación de radio XEB, la cual le ofrecieron un contrato para cantar tres veces por semana en la radiodifusora.
Gracias a las constantes repeticiones de sus películas por la televisión que se han dedican a mantener vivos los recuerdos de Pedro Infante en los hogares de las familias mexicanas, es considerado uno de los íconos más importantes de la época del Cine de Oro mexicano. Angelitos negros, Tizoc, La vida no vale nada, Nosotros los pobres, Pepe el toro, Los tres García, Los tres huastecos, Ustedes los ricos, son algunos de sus más grandes éxitos.
El sinaloense solía interpretar a personajes que marcaron un estereotipo del “macho mexicano” que se caracterizaba por ser varonil, mujeriego, y sin faltar el hombre de campo, lo que hizo que las mujeres quedaran completamente enamoradas de los personajes que actor interpretara.
Tras su gran excito que obtuvo como actor Pedro Infante fue unos de los ganadores del premio Ariel premio que lo otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas ya que era considerado el mejor actor en la película “La vida no vale nada”.
Además de ser actor y cantante solía tener una gran fascinación por los aviones, previo al accidente que le costó la vida, tuvo dos accidentes que le dejaron ciertas experiencias y con los cuales tuvo que implantarse una placa de platino en parte del cráneo.
Pero no fue hasta el día 15 de abril de 1957 cuando Pedro Infante pierde la vida en un trágico accidente aéreo, aquel día Infante peloteaba un Consolidated B-24 Liberator, la aeronave se desplomó entre las 7:30 y las 8:00 horas en lo que hoy se conoce como la plaza Pedro Infante en Yucatán.
La muerte de Pedro Infante causo una gran tristeza en el pueblo mexicano y en el mundo, ya que a pesar de la gran cantidad de estrellas del cine de oro ninguno era como él, era y será por siempre para México uno de los mejores actores que esta tierra ha tenido, es el único actor que ha podido unificar los sentimientos del público.
A pesar de que las nuevas generaciones no tuvieron la oportunidad de conocer al sinaloense, el legado histórico que Pedro nos deja en sus canciones y sus películas han hecho que este gran icono de la música mexicana sea inmortalizado y esté presente en nuestra cultura sin importar el paso del tiempo y como es de esperarse, el Rey continuará reinando por muchos años más