El Instituto Nacional de Bellas Artes y la Secretaría de Cultura de Hidalgo han organizado una actividad para recordar a la poeta Margarita Michelena a cien años de su nacimiento: una charla entre colegas en la cual participarán Efraín Bartolomé, María Luisa La China Mendoza, Jorge Ruiz Dueñas, Miguel Sabido y Alfonso Valencia, bajo la moderación de Jesús Cataño Michelena, el miércoles 18 de octubre a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
La escritora hidalguense Margarita Michelena publicó Paraíso y nostalgia (1945), Laurel del ángel (1948), Tres poemas y una nota autobiográfica (1953), La tristeza terrestre (1954), El país más allá de la niebla (1969) y Reunión de imágenes (1969), poemarios que integran un universo peculiar en las letras mexicanas que no tiene comparación con algún otro, señala en entrevista Andrea Cataño Michelena, hija de la poeta, y resalta el contenido místico de la obra de su madre.
«Hasta donde sé no hay actualmente, sobre todo ninguna otra mujer, que escriba poesía metafísica. En la primera estrofa del poema El velo centelleante (de La tristeza terrestre) está la clave de su poesía, una poesía de nostalgia por el origen, una poesía de profunda inquietud religiosa», refiere Andrea Cataño.
Margarita Michelena fue una reconocida poetisa de su tiempo y se mantiene en el gusto de los lectores a casi dos décadas de su deceso. Su labor no solo se confinó a las letras, sino a muchas otras actividades.
«Fue una mujer con una personalidad fascinante que se adelantó a su época: nada convencional, fue guionista, publicista, creadora de publicaciones, editora, traductora insuperable y autodidacta por excelencia. Aprendió sola griego, inglés, italiano y portugués. Decía que dominaba estos idiomas como lenguas muertas –porque los entendía, traducía y escribía con soltura, pero le costaba hablarlos–, seguramente por su implacable sentido de la autocrítica».
Andrea Cataño Michelena recuerda a la vez a la poeta y a la madre: «Leía hasta las tres de la mañana y fumaba sin parar. Y esta mujer cultérrima era una ama de casa perfecta que cocinaba delicioso, tejía y bordaba. Me decía siempre: ‘Hijita, la inteligencia sirve para todo, desde freír un huevo hasta escribir un soneto’. Tocaba el piano y fue en su tiempo y por muchos años la articulista más temida y respetada de México. Tenía una pluma muy afilada y un ingenio muy venenoso».
Aunque no fue feminista, Margarita Michelena se preocupó por la igualdad para las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Creó Cuestión, expresión de la mujer en la noticia, diario escrito exclusivamente por mujeres –pero no solo para ellas– de información general.
A sus colaboradoras las entrenó desde un año antes de que se publicara el primer número de este periódico, y de esa manera se encargó personalmente de enseñarles a fondo los secretos de los géneros periodísticos y a redactar correctamente. «Le molestaba que a los hombres, solo por el hecho de serlo, se les abrieran las puertas y tuvieran acceso a los mejores puestos, salarios y canonjías, mientras que a las mujeres se les relegara, aunque fueran más capaces y talentosas».
Hablemos mejor fue una serie radiofónica bajo la dirección de Margarita Michelena, la cual se transmitió durante cerca de dos años en Opus 94 (emisora del Instituto Mexicano de la Radio), donde defendía acérrimamente sus artículos. Según Andrea Cataño Michelena, su madre «amó y veneró las palabras; fueron el material con el que construyó su vida espiritual y material».
Ese amor llevó a Margarita Michelena a hacer la traducción de El spleen de París de Charles Baudelaire, una de las más limpias y hermosas que se han hecho, según dijo en su momento Octavio Paz en una carta dirigida a la poeta, fechada el 22 de septiembre de 1990 y la cual aparece en la edición de dicha traducción, publicada por el Fondo de Cultura Económica.
Entre los planes de Andrea Cataño Michelena está buscar el patrocinio de instancias culturales del país o de alguna casa editorial para publicar las obras completas de su madre. Es decir, la edición de al menos cuatro volúmenes que incluirían la poesía, las traducciones, una selección de artículos periodísticos, las cápsulas de Hablemos mejor editadas y clasificadas por temas, las adaptaciones radiofónicas de leyendas mexicanas y de otras obras de clásicos hispanoamericanos e ingleses, y hasta un recetario con los platillos más representativos de Margarita Michelena.
«Amó la libertad. Fue una encarnizada defensora de la democracia, una anticomunista convencida. Fundó, a principios de los sesenta, junto con Rodrigo García Treviño, Daniel James y Enrique Castro Delgado, el semanario Respuesta, dedicado a combatir con argumentos muy serios a los regímenes totalitarios. Era una amiga de oro y una enemiga de temer.
«Sin embargo, cuando se equivocaba, lo reconocía públicamente. Había quienes pensaban que era soberbia, pero no: era implacable en sus juicios (empezando con ella misma), eso sí, y no era modesta. Decía que la modestia era falsa, que había que ser humilde, que es muy distinto. Les tenía profunda aversión a los tontos y a los solemnes. Era la mujer más divertida, sensible, generosa e impaciente que he conocido y no hay un solo día en el que no la recuerde y no me haga falta», concluye.