Luchan por sus derechos afrodescendientes de Tamiahua

Invisibilizados, discriminados y vulnerables, los afrodescendientes del municipio de Tamiahua luchan por ser reconocidos como población distinta a la llamada sociedad nacional y los pueblos originarios de América. Buscan, para ello, fortalecer su identidad promoviendo el auto reconocimiento entre los habitantes de comunidades rurales, en vísperas de que en 2020 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) al fin incluya preguntas para cuantificar la población descendiente de los esclavos traídos a la región durante La Colonia.

Guadalupe Martínez Martínez y Gerardo Santiago Careaga, del colectivo Afro Tamiahua, mencionan que buena parte de los habitantes del municipio, principalmente la juventud, no sabe cuáles son sus orígenes, por ello trabajan a favor de promover la identidad africana.

En Tamiahua, afirma Martínez, existe presencia de esclavos desde hace siglos lo que explica el fenotipo de la mayoría de la población, pero los habitantes del municipio no siempre están conscientes de ese patrimonio, por la invisibilidad que existe sobre esta parte de la historia de México, y que, sin embargo, la herencia subsahariana está presente en su gastronomía, las artes de pesca y sus costumbres, porque lo han naturalizado y poco reflexionan sobre él.

«Nos damos da cuenta de los afros, no estamos visibles en el espacio público … estamos luchando para que seamos visibles» , dice en referencia a que no hay programas oficiales para esta población que es discriminada cuando abandona el municipio para buscar trabajo o estudiar una carrera universitaria. A veces, lamenta, no creen que somos mexicanos.

Santiago Careaga recuerda que Afro Tamiahua comenzó a trabajar hace tres años con la intención de reducir la vulnerabilidad de la población afro, que tiene mayores probabilidades de padecer diabetes, por lo que desarrollaron un programa para atender a pacientes y promover estilos de vida saludables en cuatro poblados: Isla del Ídolo, Tantalamós, Majahual y Tanhuijo.

Además, se inició una serie de charlas sobre identidad que fueron bien recibidas por las comunidades, gracias a ello se percataron que entre las personas afro hay algunas que están mal informadas que no tienen idea de que son herederas de una cultura ligada a África. Sin embargo, en poblaciones enteras, como en Majahual sí existe esa idea de pertenencia, pues habitó, hasta hace poco, un hombre centenario que contaba historias sobre el pasado afro de Tamiahua.

Martínez afirma que es muy importante que la gente se asuma como afrodescendiente debido a que, por primera vez en la historia de los censos en México, en 2020 el INEGI incluirá preguntas para identificar a la población afromexicana.

VERACRUZ AFRO

De acuerdo con el Perfil sociodemográfico de la Población Afrodescendiente en México publicado, en 2017, por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y el INEGI, Veracruz es la segunda entidad con mayor población afro con 266 163 personas, por encima de Oaxaca y Guerrero.

El Consejo Estatal de Población de Veracruz, en 2015 contabilizó 23, 588 habitantes en Tamiahua, pero no especificó la población afrodescendiente, algo que sí hace el Informe Final de la Consulta para la Identificación de Comunidades Afrodescendiente en México publicado por la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) que indica que hay 1404 personas descendientes de africanos, pero esta cifra solo abarca cuatro poblaciones del municipio: Majahual, Isla del Ídolo, Tanhuijo y Tantalamós.

Sobre este tema, Martínez dice que no hay, en realidad, una cifra real de cuántos habitantes, con estas características, habitan en el país, por ello es muy importante que la gente se asuma como descendiente de africanos, pues de esta información se pueden derivar políticas públicas que atiendan a los afrodescendientes como existen para los pueblos originarios.

Comida y pesca africanas

La herencia subsahariana se refleja en distintos aspectos de la población mulata de Tamiahua, por ejemplo, dice Héctor, la Machuca o Machucho, que es un platillo a base de plátano que se aplasta, se fríe con ajo y cebolla, además se le agrega chile y se come con frijoles de la olla, es un platillo que los liga con otras comunidades negras, como la garífuna de Honduras o las culturas afrocolombianas que también cocinan el plátano, el patacón pisao.

«Aparte tenemos las conservas con piloncillo, está también el pescado frito en abundante aceite y las comidas a base de vísceras – morcilla, chanfaina, que eran las que comía el esclavo, pues el español, en la colonia, eso le dejaba para cocinar» agrega Santiago Careaga.

También está la chancacuda, que es una galleta que se elabora con piloncillo y que se hacía con la harina y el resto de los ingredientes que no se usaban en la elaboración del pan de los esclavistas.

Sobre la gastronomía el Informe Final de la Consulta para la Identificación de Comunidades Afrodescendiente en México del CDI dice » También se elaboran las conservas de icaco, calabaza, uva de paya, mango ciruela…se hacen , además dulces de cristal de papaya, cahuayote…»

Ese mismo documento destaca que «todas las comunidades se sienten orgullosas de su cultura culinaria ya que han recibido gente de fuera que quiere probar sus deliciosos platillos».

En las artes de pesca destacan diversas técnicas africanas como la estacada que se usa en la Laguna de Tamiahua y que puede ser irregular, pero que desde la época colonia fue autorizada por la Corona Española.

La costumbre de pescar durante las noches, sobre todo el camarón, también vienen de La Colonia, pues muchos de los esclavos cimarrones, que escapaban a las islas cercanas, por ello, se aventuraban a salir a la captura protegidos por la oscuridad y así evitar ser re capturados por los esclavistas.

Herencia espiritual

Sobre la herencia espiritual africana, Santiago Careaga dice que en algunas comunidades se siguen realizando actividades relacionadas con el mar, con la playa lo que atribuye a algunas entidades espirituales yorubas.

En este sentido, el informe del CDI ya citado, dice que «En tantalamós , el primero de marzo, se juntan ramas y se hacen coronas para proteger las casas de brujería. El primer viernes se hace ayuno se ramean a los niños, antes se hacían un corazón de ajo y sábila y se colgaban a la entrada de la casa en contra de las malas vibras. Actualmente esa tradición ha dejado de ser común»

Yemayá es la entidad espiritual de las aguas o del mar, en toda América las comunidades afrodescendientes le tienen mucha fe y respeto, y se le relaciona siempre con el agua, con el mar, algo que sucede en Tantalamós es que es costumbre bautizar » a los niños en el mar y ahí se hace todo el festejo» de acuerdo a este documento.

Discriminación

Sobre la discriminación Héctor dice que es común que entre los propios habitantes de Tamiahua se digan «negro, ven pa acá» negro aquello, negro lo otro» pero se dice de cariño, de camaradería, en el municipio la mayoría de la población es morena, por ello no se siente el racismo, pero no sucede así cuando los habitantes de este lugar deben abandonar la región.

Muchas personas van a estudiar o a trabajar lejos y es ahí donde se siente el rechazo, el documento multicitado menciona sobre el tema que los habitantes de Tamihua se quejan de los que viven en la comunidad de San Marcos «donde se asentó en el siglo XIX un grupo de inmigrantes Europeos» ellos son quienes, muchas veces pueden ejercer algún tipo de discriminación.

«Cuando las personas salen de la comunidad o de la región es cuando son discriminados» dice el documento de la CDI, en coincidencia con lo que afirman las fuentes.

Mucho por hacer

Hay Mucho por hacer, concluyen Guadalupe Martínez Martínez y Gerardo Santiago Careaga, en las cuestiones de salud, donde los afrodescendientes son vulnerables por tener disposición genética a padecimientos crónicos como la diabetes o la hipertensión; en lograr una reivindicación identitaria, muchos saben que provienen de esclavos, pero poco saben de su historia.

Hay un camino que recorrer aún en lo referente a que esta población sea reconocida por el estado mexicano, apenas se da un pequeño pasado en este 2018 cuando se comience la capacitación para incluir en el censo de 2020 la población afrodescendiente, aunque desde 2015 se han hecho esfuerzos por identificarlos y ubicarlos.

La Organización de las Naciones Unidas, desde el año 2011, declaró el decenio de la población afrodescndientes, en México se estima que habitan casi un millón y medio de personas que descienden de los esclavos provenientes de la África subsahariana.

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