- A Participarán Leonardo Curzio, Felipe Garrido y Sara Sefchovich, bajo la moderación de Jaime Labastida
- El martes 14 de noviembre a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
- Nosotros apostamos a esta revisión de Spota porque consideramos que es una obra que perdura: Jaime Labastida
La serie La costumbre del poder de Luis Spota, formada por seis tomos, narra el ascenso y la caída de un candidato presidencial, desde que es elegido hasta el primer día en el que ya no es presidente. Será presentada por Leonardo Curzio, Felipe Garrido y Sara Sefchovich, bajo la moderación de Jaime Labastida, el martes 14 de noviembre a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Esta serie de novelas políticas de Spota fue ampliamente aceptada cuando fue publicada en la década de los años setenta, tanto así que se imprimieron tirajes de más de 100 mil ejemplares, lo cual convirtió a este autor en un best seller.
A pesar del éxito, las seis novelas que conforman la serie no habían sido editadas nuevamente, y es hasta ahora que se dan a conocer a las nuevas generaciones de lectores, premisa bajo la cual la editorial Siglo XXI trae de nueva cuenta Retrato hablado (1975), Palabras mayores (1975), Sobre la marcha (1976), El primer día (1977), El rostro del sueño (1979) y La víspera del trueno (1980).
“Lo importante en toda obra es la posible permanencia de la misma. A Luis lo que le preocupaba profundamente es que su obra pudiera perdurar, y decía que eso iba a suceder con o sin los reclamos o las versiones que la crítica hiciera de su obra. Creo que la crítica se exacerbó con Luis por diversas razones.
“Él no pertenecía a ningún grupo. Era hosco en apariencia. No se reunía con la élite del poder intelectual. Formaba parte de otra dimensión. Era periodista, no solamente de los diarios impresos, sino también en la televisión y la radio. Entonces era un hombre de múltiples actividades. Al mismo tiempo era deportista. No se le veía con buenos ojos en el sistema literario”, recuerda en entrevista Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua.
“Quisimos publicar las seis novelas en su conjunto para que el público supiera que se desarrollan de la una a la otra, que no están aisladas, que forman un organismo coherente, que se desarrollan precisamente de la primera a la sexta.
“En la primera novela se muestra apenas el esbozo de un posible candidato a la presidencia que tiene una gran cantidad de virtudes. La segunda sucede cuando el presidente en funciones le anuncia que será el candidato, y empieza ahí el proceso de su transformación. En la tercera se muestra al candidato en la campaña presidencial. La cuarta presenta el momento en el que el anterior presidente deja el puesto y es abandonado por todos. En la quinta se muestran los sueños de poder del nuevo presidente y lo que quiere realizar. Y la sexta es cómo ha perdido completamente la perspectiva y se ha convertido en otra persona.
“El escritor siempre oscila entre dos extremos: el escribir de manera popular para que la gente lo lea, o de una manera rigurosa para él y una pequeña minoría, o como decía Juan Ramón Jiménez, ‘para la inmensa minoría’, y esa es la que se consolida al cabo de los años.
“Nosotros apostamos a esta revisión de las obras de Spota porque consideramos que es una obra que perdura. ¿Quién recuerda hoy a Bernardo Couto? Es objeto de estudio por los investigadores. Autores que eran muy populares al final del siglo XIX y principios del XX, ¿en dónde están ahora? ¿Quién se acuerda de la obra de Juan de Dios Peza? Autores que tuvieron mucha importancia en su momento, pero que no han trascendido”.
Sobre los temas que abordó Luis Spota en esta serie, Labastida rememora que fue él quien reveló lo que estaba soterrado y que nadie se atrevía a hablar de manera explícita.
“Hoy es pan de todos los días, pero en aquellas épocas no. Es un poco como quitarle el vestido al emperador y ver que va desnudo. Lo que hacía Spota era desnudar al emperador; los demás querían vestirlo. Hoy con las redes sociales, con los nuevos sistemas de comunicación, no hay intimidad. No había intimidad en la vida de un rey porque todo acto de un hombre público era público, pero hubo épocas en México cuando los actos de los hombres públicos estaban totalmente en la oscuridad. Y Luis Spota los puso de relieve, los sacó a la luz”, finalizó.